martes, 10 de diciembre de 2013

Cronica Primera media en huraches


Lo primero sentí al situarme en la cola para recoger el dorsal a las 9 de la mañana fue frió, un frió tremendo en mis pies desnudos, lo segundo, sus ojos. No podían dejar de mirarme, algunos hacían coña con su compañero y se reían a carcajada otros meneaban la cabeza en señal de desaprobación con una mueca de dolor en el rostro, los más curiosos se acercaban a preguntar:

-¿ vas a correr con eso?
-Si, claro- les respondía.
¿ estas loco? te vas a destrozar los pies
- no hombre, tranquilo, no te preocupes, para mi correr con sandalias – no uso la palabra hurache, no quiero crear más desconcierto- es más cómodo que hacerlo con amortiguadas y así me siento más feliz.-

Se despedían con un ya veremos si terminas o con un, agradecido por mi parte, suerte. Y  creía que la iba a necesitar estaba en juego más de lo que en un principio podía parecer, somos, en parte, pioneros y entre los casi 1000 corredores que esa mañana de domingo tomarían la salida en la mitja marato de l’espirall yo era, por su puesto, el único corredor en huraches y también el único minimalista y de una u otra manera la gente esperaba que fracasase. No por maldad y quizás no de forma consciente pero el ser humano es conservador por naturaleza, la gente se ha gastado un dineral en su zapatilla ultimo modelo con control de pronación, estabilidad, ultima tecnología en amortiguación  dna, gel, boost o lo que te hayan querido vender y que un tío en chanclas hechas a mano por menos de 4 euros se te coloque al lado en una carrera pues es chocante y si encima te pasa con una sonrisa en los labios pues más.

Por lo tanto tenia que terminar para demostrarme a mi mismo y a los demás que si que se puede que nuestra forma de correr es igual de valida que la suya y que la distancia no es un impedimento.
Hay que remarcar que esta era mi primera media maratón en Huraches y la segunda de mi vida. La primera fue hace más de un año, una de mis ultimas carreras con amortiguadas, sufrí como no había sufrido nunca y termine en 2h y 5min. Un tiempo malo pero no peor que las sensaciones. Así que en esta el objetivo era terminar y si todo iba bien apretar al final para bajar de las 2h no seria algo sencillo ya que a diferencia de mi primera media maratón esta no era plana y tenia unas subidas nada despreciables.

Al sonar el disparo de salida intente frenarme. Es un error dejarse llevar por la euforia, hay que guardar fuerzas que al final las necesitare. Pero no lo conseguí mis piernas volaban ligeras sobre el asfalto sin esfuerzo, rápidamente se me situó algún corredor al lado, muchos para reírse otros mostrando verdadero interés, conversaba con ellos, sin mirar el ritmo y pensando me están haciendo hablar y eso me quita resuello, mo voy a cansar más pero no me importaba, al salir del pueblo ya me había ventilado 5 kilómetros cuando vi a mi familia animándome, me sentía muy bien y me emocione al verlos, madrugando y pasando frió para verte solo unos segundos, si ellos supieran lo que valen esos segundos...

Empezaba la subida y mire el reloj estaba corriendo un minuto por kilómetro más rápido de lo que tenia planeado y me sentía muy fresco y lo más importante estaba disfrutando de la carrera, charlaba con todo el que me quería preguntar que si no es una promesa que si no soy Jesu Cristo. Ya bajaría el ritmo cuando  el cuerpo dijese basta. Pero eso no paso. Llegue al kilómetro 10 a casi ritmo de mi record en esa distancia, mi preocupación más grande era no pisar la infinidad de tapones que los corredores tiraban al coger su botella en el avituallamiento. Seguí corriendo. En el kilómetro 14 me empecé a sentir las piernas cargadas y un poco de abrasión en los pies, no había contado en que después de subir toca bajar, sin duda la parte más dura para mi, y la técnica costaba con el paso de los kilómetros pero nada que enturbiase la euforia que me corría por dentro. Quedaba un tercio de la distancia y yo solo volaba libre por aquella carretera del Pendes. La meta apareció en un suspiro, mi cariño me esperaba, como siempre, para hacerme la foto de rigor. El crono marcaba 1h y 46 minutos. Para los entendidos en atletismo esto no es un tiempazo pero para mi es mejor que cualquier de los pronósticos que podía haber hecho y las sensaciones no tienen nada que ver con las que sentía anteriormente, ahora soy feliz corriendo.

Lo ultimo que sentí al irme fueron otra vez los ojos clavados en mi. Algunos, contarían a sus amigos que había un chalado en chanclas en la carrera. Otros, esa noche, buscarían información sobre minimalismo y quizás, solo quizás algún día logren entendernos.
 

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